RUIDOS PARA UNA ANSIOSA PANDEMIA
- Frontera Blog
- 3 jul 2020
- 4 Min. de lectura
Sara Uribe Cortés
Sobre nuestra falta de educación en salud mental y las distintas maneras en las que nos enfrentamos a la situación actual.

Título: ASMR for Covid-19 Anxiety.
Duración: 25 minutos.
ASMR Artist: FrivolousFox ASMR.
El fenómeno del ASMR, como más de un periodista confundido y extrañado lo ha llamado, es verdaderamente fascinante y difícil de explicar. Las siglas corresponden a la experiencia nerviosa Autonomous Sensory Meridian Response, o en español Respuestas Sensorial Meridiana Autónoma, y se caracteriza por una sensación de hormigueo en la piel comparado incluso con una euforia de bajo grado. El placentero escalofrío que una sentía al sentir en el cuello la respiración del amigue que le estaba contando un secreto, o al cepillarse el cabello en una pijamada. Tan agradable puede ser esta experiencia y tan amplios son los sonidos, o imágenes o situaciones que la pueden desencadenar, que en varias plataformas online, tales como Youtube, Instagram y Twitch, hay cientos de creadores de contenido inducidor de tingles o cosquilleo llamados ASMR artist, con millones de seguidores, por cierto. Hay triggers o desencadenantes para todos los gustos, y van desde juegos de rol, jugar con arena cinética, comer pasteles en forma de desodorante, lamer un micrófono o susurrar sobre sus días.
Suena bizarro, y lo es. Suena poco accesible al proliferar casi que exclusivamente en inglés hasta hace poco, y lo es. Parece que tiene intersecciones con la industria del porno y el BDSM y el modelaje webcam, y varios ASMR artists también son actores y actrices porno, modelos webcam y parte del BDSMovement. Motivos complicados y difíciles de explicar para ver ASMR existen por centena y no es de poca utilidad juzgar. Combatir el insomnio, encontrar calma en un ataque de ansiedad, conocer personas, sentirse interpelado y querido, reírse un rato, hacer la tarea con un poco de ruido, masturbarse, la lista continúa. Verdaderamente hay una sensación de comunidad en todo este inesperado, a mi parecer, fenómeno digital, y en parte se deriva de la búsqueda de consuelo por parte de personas con depresión, ansiedad, desorden bipolar, trastorno de personalidad límite, entre otros. Es un espacio en que la salud mental es discutida y el tema número uno en la lista, videos que te recuerdan tener una rutina de autocuidado o son dedicados enteramente a afirmaciones positivas. Comentarios positivos recordando a la audiencia que son personas increíbles, que no están solos, compartiendo datos divertidos encantadores. Gran parte de la comunidad ASMR (sin excluir el ámbito más sexual de la experiencia, pero ese es tema de otro día) se concentra en que todes nos sintamos bien y podamos descansar, divertirnos, y ese espíritu ha resaltado en la actual situación de emergencia mundial.
No tengo la solución definitiva, me sobran silencios, y a lo que acudo entre tanto caos es a una joven pelirroja y un tanto pálida que me invita a lavarme las manos, mantener la distancia social y reafirmarme que nadie es ajeno, aunque hay matices, al estrés del aparente fin del mundo.
Desde que en marzo se declaró la pandemia del Covid-19, un nuevo género en el ASMR se unió a los ya popularizados Mukbangs (videos de personas comiendo), sonidos de boca, detonantes y rápido y agresivo. Juegos de rol de una enfermera que te cuida porque estás infectado, una tortuga comiéndose un pedazo de sandía con la forma del virus, simple atención personal con mensajes positivos, maneras de controlar los sentimientos catastrofistas que produce estar encerrada todo el tiempo. Un ejemplo perfecto y recoge múltiples de las alternativas con que el ASMR ha enfrentado la pandemia es el video de FrivilousFox ASMR para ansiedad por Covid-19. FrivilousFox o Lauren es un peso pesado de la comunidad, con 1.4 millones de suscriptores en Youtube, y en este sencillo video de 25 minutos crea un espacio seguro al una sentirse agobiada por la crisis, además de compartir consejos de autocuidado en general y específicamente contra el virus, susurros muy agradables, caricias delicadas en el micrófono, risas fáciles e intentado asegurarle a su audiencia, a una, que todo va a estar bien. Me parece una buena opción para que las personas ajenas a este mundo de ruiditos y relajación lo prueben por primera vez, al tener detonantes muy neutros y presentes en nuestra cotidianidad (susurros, principalmente). Y es un vídeo bueno para el alma, bueno para el bullicio de la mente, que reconoce la gravedad de la emergencia sanitaria tanto como puede una chica blanca privilegiada, que nunca es suficiente, pero que pretende con sinceridad infinita hablar de sus miedos, ataques de pánico, y dudas. Resulta increíble que algo creado en aras de estimular una sensación agradable y ayudar con el insomnio sea de los únicos momentos digitalmente en los que podemos discutir temas de salud mental, bienestar y angustias humanas en una maldita pandemia, y claro que se necesitan triplicar escenarios semejantes libres de murmullos y lametazos, pero es lo que hay para millones de personas en todo el mundo. Sí, es cierto que trastornos ansiosos no los curan ruidos, y obviamente nos faltan conversaciones a nivel personal sobre que nos estamos sintiendo asustados, cansados, decepcionados. Muchos en condiciones de vulnerabilidad llegan a necesitar la seguridad y estabilidad económica, laboral, de vivienda para siquiera aceptar que el pánico se está acumulando y les está afectando. No tengo la solución definitiva, me sobran silencios, y a lo que acudo entre tanto caos es a una joven pelirroja y un tanto pálida que me invita a lavarme las manos, mantener la distancia social y me reafirmar que nadie es ajeno, aunque hay matices, al estrés del aparente fin del mundo. Así que, si pueden y se atreven, cojan sus audífonos y disfruten como cuando acampaban y les hablaban bajito al caer la noche.

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